Ambas entidades han suscrito un acuerdo de colaboración dirigido a difundir conocimiento y sensibilizar sobre las necesidades y posibilidades para mejorar la calidad de vida de pacientes

Desde AGE subrayan que la epilepsia es todavía una enfermedad desconocida y, por ello, trabajan para incrementar el conocimiento sobre la misma en la sociedad, «así como para conseguir una plena aceptación de nuestro colectivo eliminando el estigma social que acompaña a la epilepsia».

En este sentido, consideran que la colaboración con las farmacias guipuzcoanas para el desarrollo conjunto de programas educativos y promoción de iniciativas, así como para difundir información, resulta fundamental.

Desde el COFG subrayan el rol crucial de farmacéuticos/as en el abordaje de la epilepsia, tanto en lo relativo a dispensación e información sobre medicamentos, como en educación y apoyo al paciente.

La presidenta de la Asociación Guipuzcoana de Epilepsia (AGE), Mª José Boubeta; y el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa (COFG), Miguel Ángel Gastelurrutia, han suscrito un acuerdo de colaboración entre ambas entidades con el objetivo de difundir conocimiento e información sobre la enfermedad; así como para cooperar en actividades destinadas a mejorar la calidad de vida de pacientes y a formar, sensibilizar y educar, tanto a la ciudadanía, como a profesionales farmacéuticos/as.

Para ello, el acuerdo contempla: el fomento de intercambios científicos, la celebración de simposios y conferencias, el desarrollo conjunto de programas formativos y educativos, la divulgación de conocimientos sobre cualquier aspecto relacionado con la enfermedad, o la distribución de material informativo de interés desde las 288 farmacias guipuzcoanas.

La colaboración permitirá asimismo el intercambio de información sobre la situación de acceso a los medicamentos por parte de los pacientes y la promoción de medidas para garantizar el correcto acceso a los citados fármacos. La asociación AGE presta atención a pacientes de Euskadi y Navarra.

Al tratarse de una enfermedad crónica, el rol del farmacéutico/a resulta crucial para el abordaje de la epilepsia, tanto en la dispensación de medicamentos antiepilépticos como en la educación y apoyo al paciente. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los más de 20 fármacos con efecto antiepiléptico se dispensan en la farmacia comunitaria. Estos fármacos no curan la enfermedad, pero permiten mejorar el control de las crisis y la calidad de vida de los y las pacientes.

«Los farmacéuticos/s podemos en nuestros ámbitos de actuación, tanto en el hospitalario como en el comunitario, contribuir a un mejor uso de los medicamentos y, en este sentido, creemos que el acuerdo suscrito con la asociación de pacientes permitirá colaborar de manera estrecha siempre con la mejora de la calidad de vida del paciente como principal objetivo», subraya el presidente del COFG, Miguel Ángel Gastelurrutia.

Estigmatización
Por su parte, la presidenta de AGE, Mª José Boubeta, explica que la misión principal de la asociación es mejorar la calidad de vida de la persona con epilepsia y sus familiares. Además, agrega, «queremos incrementar el conocimiento sobre la enfermedad en la sociedad, conseguir una plena aceptación de nuestro colectivo y eliminar el estigma social que acompaña a la enfermedad. Creemos que farmacias y farmacéuticos/as como profesionales sanitarios son unos excelentes compañeros de viaje para lograrlo, teniendo en cuenta su cercanía, accesibilidad y conocimiento sobre medicamentos», señala.

Por ello, la presidenta de AGE, confía en que el acuerdo suscrito con el COFG contribuya a paliar la estigmatización y discriminación que, socialmente, rodea a la epilepsia «y que es más difícil de vencer que las propias convulsiones». De hecho, la asociación trabaja cada día para que la epilepsia sea una enfermedad aceptada en todas las áreas. 

Desde AGE inciden en que la sociedad invisibiliza la epilepsia en el ámbito laboral, educativo y convivencial, «a pesar de que continúa muy presente en las personas afectadas con el consiguiente impacto en sus familias y/o cuidadores», concluyen. 

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